A principios del siglo XX, el cannabis, conocido comúnmente en los EE.UU., se utilizaba mínimamente entre los estadounidenses. Sin embargo, con la llegada de inmigrantes mexicanos desde la Revolución Mexicana en 1910, la tradición de fumar marihuana encontró su camino en el país. Este desarrollo desencadenó una ola de miedo y prejuicio contra los inmigrantes mexicanos, llevando a afirmaciones exageradas e infundadas sobre los efectos de la droga. A medida que la xenofobia se intensificaba, el término "cannabis" fue gradualmente reemplazado por "marihuana" para promover la extranjería de la droga y avivar los prejuicios existentes. En consecuencia, varios estados comenzaron a aprobar leyes para prohibir la marihuana.
El punto de inflexión en la prohibición de la marihuana llegó en la década de 1930, con los esfuerzos de Harry J. Anslinger, jefe del Buró Federal de Narcóticos. Aunque la evidencia científica mostraba que la droga no era inherentemente peligrosa, Anslinger persiguió una prohibición federal de la marihuana para reforzar la importancia de su departamento. Empleando una campaña de alto perfil que dependía en gran medida del racismo, Anslinger propagó la idea de que las minorías, particularmente los afroamericanos, eran los principales usuarios de marihuana y que la droga tenía efectos perjudiciales sobre estas "razas degeneradas".
En la década de 1930, los padres en los EE.UU. estaban en pánico. Una nueva película, "Reefer Madness," sugería que malvados vendedores de marihuana acechaban en las escuelas públicas, esperando atraer a sus hijos hacia una vida de crimen y degeneración.
Tal retórica racista reforzó los estereotipos existentes y fomentó un miedo arraigado a la droga entre la población estadounidense. Además, Anslinger apuntó a las mujeres blancas, argumentando que el uso de marihuana las llevaría a involucrarse en relaciones con hombres negros, alimentando aún más las ansiedades raciales. Anslinger finalmente supervisó la aprobación del Acta del Impuesto Marihuana en 1937, que efectivamente hizo ilegal la droga en todo Estados Unidos. Aunque fue declarada inconstitucional en 1969, fue reemplazada por la Ley de Sustancias Controladas al año siguiente. Esa legislación clasificó la marihuana, así como la heroína y el LSD, entre otros, como una droga de la Lista I.
El estatus ilegal de la marihuana en Estados Unidos puede rastrearse hasta una historia profundamente entrelazada con el racismo y la xenofobia. La demonización de la droga fue impulsada por afirmaciones infundadas y miedo racial motivado, que culminó en la aprobación de legislaciones como la Acta del Impuesto Marihuana en 1937. Hoy, a medida que el movimiento para legalizar la marihuana gana impulso, es esencial reconocer y abordar las injusticias históricas y los prejuicios que contribuyeron a su prohibición. Entender las raíces de la prohibición de la marihuana puede informar políticas más justas y equitativas hacia adelante, asegurando que el proceso de legalización esté guiado por principios de equidad, inclusión y un compromiso para rectificar las injusticias pasadas.
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